Cada día surgen nuevas tecnologías y aplicaciones que no
paran de revolucionar nuestro mundo, y las salas de clases no son la excepción.
Es por eso que los profesores se han adaptado a este nuevo escenario, innovando
en sus prácticas pedagógicas para incorporar la tecnología y acercar el
aprendizaje hacia la realidad y contexto de los alumnos.
Así, los profesores se han adaptado a las necesidades y
recursos educativos del siglo XXI, por lo que las redes sociales, vídeos e
investigaciones se han tomado el aula, cambiando la forma de educar. A
continuación, te mostramos 5 características de los profesores del siglo XXI
Las nuevas tecnologías han causado cambios profundos
en la relación entre las personas y el aprendizaje. Hoy en día se puede enseñar y aprender en todo momento y en todo
lugar, a través de distintos tipos de herramientas y plataformas. Sin
duda, esto requiere una adaptación
por parte de los docentes, quienes deben acompasar estos cambios si
quieren aprovechar las oportunidades que brindan estos canales en materia
pedagógica.
“En un mundo global donde la ‘constante es el cambio’,
los docentes deben ser capaces de adaptar
continuamente en su práctica educativa”, afirma Marcela Gómez
Zermeño, doctora en Innovación Educativa.
Estas son las competencias que no pueden faltar en un docente del siglo XXI:
Aprender
nuevas tecnologías:
Saber
utilizar las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) es una
competencia básica para la vida, al igual que la lectura, la escritura y las
matemáticas. La buena noticia es que las nuevas herramientas y aplicaciones son
cada vez de uso más intuitivo y amigable para el usuario, por lo que ya
no es necesario ser un experto en informática para
dominarlas. Experimentar con recursos y redes sociales que nunca has
probado antes te llevará a encontrar maneras innovadoras de
transmitir conocimientos.
Brindar
instrucciones personalizadas:
Los
estudiantes son diferentes, aprenden de manera distinta y poseen habilidades y
talentos particulares. A esto se suma que, mediante su celular, Tablet o
computador, tienen acceso instantáneo a cualquier tipo de información. Por este
motivo, el docente debe, en la medida de lo posible, adaptar las
instrucciones a las necesidades de cada alumno. De esta manera, el
estudiante se verá sentirá libre y motivado respecto a sus tareas.
Globalizar
el salón de clases:
En
este mundo interconectado y cada vez más pequeño, tenemos la oportunidad de
aprender sobre otras culturas de primera mano. Si en tu clase deben estudiar a
Japón, por ejemplo, no lo hagan a través de libros de texto. Utiliza
herramientas como Google Earth para “visitar” el país, utiliza las redes sociales
para encontrar a un japonés dispuesto a charlar con tus alumnos acerca de su
cultura: las posibilidades son infinitas.
Incentivar
a los alumnos a producir contenido:
Aunque
los alumnos de hoy son considerados nativos digitales, las instituciones siguen
pidiendo tareas tradicionales en papel. En su lugar, incentiva a tus
estudiantes a crear y editar vídeos, infografías y blogs creativos y dinámicos.
Estas tareas son las que quedarán en su memoria y desearán compartir con otros,
en lugar de terminar en la papelera una vez calificadas. Una manera
eficiente de incentivar la producción propia por parte de los alumnos es
el aprendizaje basado en proyectos. De esta manera, los
estudiantes son los encargados de llevar a cabo su propia investigación.
Digitalizar
el aula:
Cada vez existen más plataformas destinadas a digitalizar
el salón de clases: Google Classroom, Google Groups, Wiki o Moodle son algunas
de ellas. Insta a tus alumnos que suban sus tareas, compartan materiales y
participen en debates a través de este medio. Otra manera de digitalizar el
aula es aceptar del uso de dispositivos durante la clase, ya que si son
utilizadas de manera adecuada pueden constituir valiosas herramientas de
aprendizaje. En lugar de prohibir rotundamente el uso de los teléfonos inteligentes,
por ejemplo, puedes dejar que los alumnos los utilicen para buscar nuevo
vocabulario y cuente el resultado de su búsqueda.
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